Sinopsis
Voy tras los pasos de Isidro Velázquez, el último gauchillo alzado de la Argentina y, como la búsqueda del tiempo perdido siempre es errática, ¿voy realmente tras los pasos de ese fugitivo de la justicia burguesa? ¿O es que voy tras mis pasos, tras mi herencia? Viajo a Chaco, a Cuba, busco una película desaparecida, busco en archivos fílmicos cuerpos en movimiento que me devuelvan algo de lo que se fue muy temprano. ¿Qué busco? Busco películas, también una familia, una de vivos, una de muertos; busco una revolución, sus cuerpos, algo de justicia; busco a mi madre y a mi padre desaparecidos, sus restos, sus nombres, lo que dejaron en mí. Hago un western con mi propia vida. Busco una voz, la mía, a través del ruido y la furia que dejaron esas vidas arrancadas por aquella justicia burguesa.
Biografía del director
Albertina Carri es una figura fundamental del cine latinoamericano actual.
Se caracteriza por su versatilidad y constante investigación en distintos géneros. Ha explorado tanto el policial negro como el documental –en su límite con la ficción–, el melodrama pornográfico o el drama familiar, utilizando técnicas que van del scratching al cine de género, pasando por el found footage, la animación y el documental de observación. Nació en Buenos Aires en 1973 y estudió guion en la Universidad del Cine (FUC). Dirigió las películas No quiero volver a casa (2000), Los rubios (2003), Géminis (2005), La rabia (2008), Cuatreros (2017) y Las hijas del fuego (2018) con las que participó de los festivales de Cannes, Berlín, Toronto, San Sebastián y Buenos Aires, entre otros. Fue directora artística de las tres primeras ediciones de Asterisco Festival Internacional de Cine lgbttiq+ de Argentina, en el que actualmente trabaja como programadora. Luego de Los rubios, film que se ubica como un relato ineludible al pensar en las formas de la representación de la memoria y de la historia, Carri vuelve a indagar en la memoria histórica y personal, con Cuatreros, poniendo en escena retazos de archivos fílmicos y cuestionando a través de las imágenes del pasado y una potente voz en off, la herencia de violencia con la que nuestro país aún carga. La rabia, a través de los dispositivos de la ficción, es un film que reflexiona sobre la naturalización de la violencia y la jerarquía de los lenguajes y una película de vanguardia de los discursos feministas que llegarían a ser masivos con el movimiento Ni Una Menos. Pero si bien en aquella película esos discursos revelaban la opresión desde lo traumático, en su último largometraje Las hijas del fuego, donde el andar por las rutas, por el tiempo y por la vida, se convierte para las protagonistas en puro goce, es la celebración la que encarna la vitalidad política de este relato que retoma el placer y la diversión como las posibles formas de vida para combatir a la opresión.